Ya lo dijeron Los Nikis | Javier Toledano

La odisea de Colau y de Greta “Pinzón” Thunberg

Lo dijeron Los Nikis y ha llovido desde entonces: Al final se da la orden de partir/ Les espera una muerte trágica/ Los radares les van a descubrir/ Ya no hay pilas en la varita mágica. Estos versos forman parte de la canción titulada “Venganza” que narra en clave de humor las desventuras de “La Armada Invencible” enviada por Felipe II contra Inglaterra. La pretensión del monarca seriecísimo era darle un buen rapapolvo a la reina Isabel. Pero le salió el tiro por la culata, pues no mandó sus barcos a luchar contra los elementos. La armada invencible está sumergida/ Medina Sidonia se quita la vida… en realidad, el duque sobrevivió al desastre, pero aquí Los Nikis se tomaron una licencia exigida por la rima.

El paralelismo con la “Flotilla por la Libertad” comandada por Ada Colau, Almirantesa de la Mar Océana y Comodora de Los Desatados Vientos Baleáricos, es evidente. Los títulos citados que adornan, pero sin hacer justicia, a la eximia burgomaestre de la ciudad condal tienen ese aire pomposo que para su protocolo majestalicio gustaba la estirpe bizantina de los Comneno, que regalaba la dignidad de “sebastocrator”, de “polemarca”, o lo que fuere, al primero que pasara por allí, tal y como nos cuenta Álvaro Cunqueiro en su delicioso divertimento “Vida y fugas de Fanto Fantini”.  La segunda en el náutico escalafón es “la niña Greta”, que ha comparecido pintiparada para la ocasión luciendo un corte de pelo al estilo colombino, casquete capilar cubriendo la azotea en plan “sastrecillo valiente” o grumetillo gruñón. A Greta Thunberg le haría gran provecho distender esos músculos faciales, pero nada diré sobre cómo lograr ese objetivo. Además, no sería tarea fácil dar con el aguerrido infante de marina que habría de administrar a la doña, con entusiasmo, el tratamiento recomendado. Queda claro que su función en la épica travesía de la mar procelosa consiste en auparse a la cofa del palo mayor para otear el horizonte y gritar “¡Tierra a la vista!”, haciendo las veces de los “pinzones”… que ya sabemos de qué pie cojeaban, al decir de la coplilla.

En el momento de redactar esta nota del cuaderno de bitácora (06/09), la flotilla de Colau ha alcanzado las costas de Menorca (zarparon con pompa y boato del puerto de Barcelona) tras varias jornadas de navegación desafiando un mar furioso y embravecido. Por reponerse del duro embate de las olas, dicen las malas lenguas, atracaron cerca de Fornells para degustar su famosa “caldereta de langosta”, pero en absoluto guiados por la querencia del bon vivant, receptivo a los más suculentos manjares, a las gollerías más exquisitas, nada de eso, si no para evidenciar, desde una perspectiva reivindicativa y solidaria con los parias de este mundo, el hiriente contraste entre una sociedad opulenta y otra, la gazatí, sometida a la más atroz hambruna. Con todo, cachitos desmenuzados, e insuficientemente digeridos, del sabroso crustáceo, más los afilados bigotes de alguna gamba, fueron devueltos al mar, pues a babor y estribor se amontonaron los intrépidos argonautas para potarlo todo entre espasmódicas arcadas.

Cabe decir que la nao capitana de la flotilla se ha visto en otras peores que ésta… si es cierto, como señalan algunas informaciones (y siempre que no se trate de un “bulo fachosférico”), que años atrás mareó dedicada al tráfico de drogas. Hecho que, de confirmarse, aportaría a la aventura esa pincelada romántica tan conveniente a la piratería. Y, miel sobre hojuelas, si apareciera un fardo olvidado de la furtiva mercancía entre las cuadernas del navío para solaz de la tripulación. Habría, pues, de ondear en el mástil, junto a la bandera palestina y el estandarte de Hamás, la Jolly Roger con sus tibias cruzadas.

Que la Historia se repite, no es ningún secreto. La odisea de Colau y de Greta “Pinzón” Thunberg replica la fallida expedición de Alberto Bayo en agosto de 1936 al frente de las columnas de milicianos que habían de traer las islas (exceptuada Menorca, precisamente) a la obediencia frentepopulista. Aquel operativo fue el caos, un auténtico desbarajuste, y se saldó con un fracaso estrepitoso en desdoro de las armas republicanas.

La luna en el mar riela. Sobre la lona gime el viento y alza en blando movimiento olas de plata y azul. Recortada contra la nocturna oblea de los cielos, Colau entona los versos de La canción del pirata sobre el bauprés, amarrada al trinquete. Nos trae Colau a las mientes a Conrado, el indómito corsario byroniano. El diablo y la bebida hicieron el resto, ron, ron, ron, por las botellas vacías de Havana Club 7 años abandonadas sin mensaje en las inmediaciones del faro de Favaritx… y la botella de ron. Saint-John Perse, diplomático de carrera, poeta y esteta, proclamó en “Anábasis”, su más celebrado poemario, que “bajel que gobierna mujer, no es bajel que el hombre deserte”. Si Colau fracasa en su empeño y no puede entregar a los destripa-embarazadas de Hamás la ayuda menguante que la flotilla traslada en sus bodegas, pues han regresado a puerto más de la mitad de los navíos, siempre podrá aducir aquello de “más vale honra sin barcos que barcos sin honra”.

Javier Toledano | Escritor

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