La sharía en Europa se legitima en Austria
El avance de la sharía en Europa ya no es una advertencia futura, sino una realidad. El Tribunal Regional de Viena ha autorizado su aplicación en contratos privados siempre que ambas partes lo acepten. La decisión sienta un precedente grave: legitima un sistema legal islámico ajeno a la tradición europea y abre la puerta al islam político en el corazón de Occidente.
Según la sentencia, lo relevante no era examinar el contenido de la sharía, sino confirmar que el laudo arbitral no chocaba con los “principios básicos” de Austria. Así, un tribunal arbitral islámico obligó a un ciudadano a pagar 320.000 euros, y la justicia civil dio por válido el fallo.
Este paso consolida lo que muchos advertíamos: Europa se somete lentamente a un marco jurídico contrario a sus raíces cristianas, a su Estado de derecho y a la libertad individual.
Críticas al fallo y el riesgo del islam político
El dictamen del tribunal vienés ha despertado un fuerte rechazo ya que abre aún más la puerta al islam. El fallo eleva a las sociedades paralelas islámicas y debilita a quienes no quieren someterse al islam.
La sharía es incompatible con la concepción jurídica austríaca y viola todos los estándares morales conocidos. Lamentablemente, el Estado de derecho se muestra impotente ante esta forma de islam.
También voces musulmanas laicas se han pronunciado. La Comunidad Cultural Turca (TKG) recordó que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos prohibió en 2003 la introducción de sistemas legales paralelos basados en la sharía en Europa. Su secretaria general, Melissa Günes, alertó: «La decisión del tribunal vienés es una peligrosa intervención: hoy en la economía, mañana quizá en la producción, los servicios o las ventas».
El fallo, por tanto, no divide solo a europeos nativos y musulmanes, sino a los propios musulmanes: los seculares que defienden la integración rechazan la imposición de un derecho islámico.
Una sociedad paralela que gana terreno
El reconocimiento de la sharía en Europa fomenta sociedades paralelas dentro de los países europeos. Cuando un Estado admite sistemas legales distintos para determinados colectivos, rompe la igualdad ante la ley. El resultado es el debilitamiento de la nación, sustituida por grupos que obedecen normas distintas y que responden a lealtades externas.
El islam político se alimenta de estas concesiones. No se trata solo de la práctica religiosa privada, que cada ciudadano es libre de ejercer, sino de instaurar un marco jurídico alternativo que acaba imponiéndose sobre el orden occidental.
Lo que hoy empieza como arbitrajes privados mañana se extenderán a disputas familiares, laborales o comerciales. Con cada concesión, el Estado de derecho retrocede y la sharía gana espacio en la vida pública.
Europa frente a la amenaza: el precedente austríaco
La sharía en Europa ya no es un temor abstracto. Este fallo austríaco puede servir de ejemplo para otros tribunales europeos. Una vez que se legitima un sistema legal paralelo en un país de la Unión Europea, los islamistas presionarán para que se repita en otros Estados.
Esto plantea interrogantes cruciales: ¿Qué valor tienen las constituciones europeas si admiten leyes contrarias a sus principios?; ¿Qué protección queda para las mujeres, que bajo la sharía sufren discriminaciones evidentes?; ¿Cómo se defenderán los derechos de los ciudadanos que rechacen someterse a un tribunal islámico?
Los críticos aciertan cuando alertan de que este fallo erosiona los cimientos de Occidente. Se normaliza el islam político y se debilitan las democracias europeas, ya infiltradas por la tibieza de las élites políticas.
La responsabilidad de las élites europeas
La sentencia de Viena refleja la rendición cultural y jurídica de las élites. Europa ha olvidado sus raíces cristianas y su tradición jurídica basada en el derecho romano y el humanismo cristiano. Al permitir que se impongan reglas foráneas, los dirigentes ceden la soberanía jurídica.
No se trata solo de Austria. En países como Reino Unido ya existen “tribunales de la sharía” que deciden en asuntos familiares, aunque supuestamente sin fuerza oficial. Sin embargo, en la práctica, estas resoluciones condicionan a comunidades enteras.
El fallo de Viena, al darle valor legal, da un paso más: reconoce a la sharía como un marco válido. Europa no puede seguir tolerando que su Estado de derecho se fragmente en múltiples sistemas.
La sumisión cultural: un peligro mayor que la demográfica
El aumento de la población musulmana en Europa se suma al peligro. Pero aún más grave es la sumisión cultural de los gobiernos, que en nombre del multiculturalismo aceptan cualquier imposición islámica.
Aceptar la sharía en Europa no es integración: es la claudicación del Estado. Las sociedades que renuncian a sus valores fundacionales terminan desmoronándose. Y Europa, debilitada por el relativismo, camina hacia ese abismo.
El islam político no necesita conquistar territorios por la fuerza si las instituciones europeas entregan voluntariamente sus principios. Eso es lo que acaba de ocurrir en Viena.